Una imagen vale mas que mil palabras (I)

Y si son varias las imágenes pues casi sustituyen a todo un libro

Viene esto al hilo de un mantra que viene siendo malintencionadamente utilizado por determinadas voces interesadas y olvidadizas: «Lamiako y la Txopera son barrios de segunda y están olvidados y maltratados por las autoridades municipales». Y todos tan anchos. La razón fundamental suele ser la comparativa que se resume, según se puede leer en algunas publicaciones de partidos políticos en redes sociales y grupos de opinión creados al efecto, en que el metro no esta soterrado y que no existen equipamientos municipales.

No creo que nadie pueda opinar en su sano juicio que las zonas de Neguri, Aiboa y Gobela en Getxo sean también zonas de segunda porque no tienen el metro soterrado. Es alto improbable que alguien estime que Berango y Sopela sean zonas de categoría menor por no tener el metro bajo tierra. Y es que más del 40 % de todo el trazado de Metro Bilbao, en sus líneas 1 y 2, transcurre a cielo abierto.

Se me antoja imposible pensar que nadie en Leioa considere que San Bartolome, Artatza, Artatzagana y Sarriena sean zonas de segunda por tener un nivel de equipamientos municipales igual o menor al que tienen en Lamiako y la Txopera. Y además, no tienen metro. Ni Correos (por cierto, el local de Correos de Lamiako está en una local que el Ayuntamiento le cedió mediante un Convenio durante un porrón de años para evitar que la organización postal del Estado abandonara el barrio a principios de los años 2000). Ni Centro de Mayores.

Pero no quisiera desviarme de la introducción de esta entrada al blog. Y es que una imagen vale mas que mil palabras. Imágenes que sirven para sacar una sonrisa irónica a las personas oriundas más veteranas del lugar y dejar con la boca abierta a quienes han ido a vivir recientemente a dichos barrios leioaztarras: Lamiako y la Txopera. Porque estos dos barrios no hace tanto que eran así como reflejan las fotos.

En los mismos 40 años que Leioa se ha venido transformando en lo que es hoy en día (porque también podríamos hacer este mismo ejercicio fotográfico en el centro de Leioa con un resultado parecido), Lamiako y la Txopera también han cambiado a lo que son hoy. Mucho mejores. Pero además, en este caso no han completado aún su total transformación, porque su propia fisonomía demuestra que todavía están inmersos en ella.

Y es que, prestos a finalizar el PERRI, el BULEVAR de Lamiako está a punto de tomar su relevo. Y a futuro, la DÁRSENA asoma como una oportunidad de ganar el frente de la Ría para Lamiako, la Txopera y Leioa. Como ya lo han hecho Bilbao, Barakaldo y la mayor parte de las ciudades modernas que han tenido la ocasión de hacerlo.

Aunque esto da para otra entrada de blog.

Txomin Aresti, in memoriam

Leo en Leioaztarrak, grupo de Facebook que concita a personas relacionadas con Leioa, o con temas que la atañen, una mención de una participante del mismo al Colegio Txomin Aresti. Bueno, en honor a la verdad, concretamente la referencia de la persona que realiza el comentario es a lo que ella llama colegio del conde Aresti. Debo confesar que ello me ha producido una honda desazón, no exenta de cierta preocupación por el grado de desconocimiento que denota.

Txomin Aresti da nombre a uno de los centros educativos presentes en el municipio, sí. Pero Txomin Aresti no fue conde en ningún caso. No tuvo nada que ver con la figura del conde de Aresti. Más bien al contrario, dedicó gran parte de su vida a defender ideas absolutamente contrapuestas a las que el conde de Aresti propugnó a lo largo de la suya. Y es que Txomin Aresti Basañez fue el primer alcalde de la democracia en Leioa tras la muerte del dictador Francisco Franco Bahamonde.

Primer alcalde abertzale de Leioa tras la dictadura franquista

Txomin encabezó la candidatura del Partido Nacionalista Vasco en la elecciones de la primavera de 1979 . Dicha candidatura resultó ganadora con un resultado de 10 corporativos sobre un total de 21. Fruto del triunfo electoral fue elegido alcalde por aquel primer pleno de la recientemente recuperada democracia. Pero poco pudo ejercer como máximo mandatario leioaztarra ya que, a los pocos meses, una enfermedad fulminante le arrebató la vida, tempranamente, a la edad de treinta y tres años.

Txomin Aresti a finales de los años setenta

Txomin era un leioaztarra de hondas raices en el municipio. Hijo de baserritarras, su familia se contaba por generaciones en Leioa, oriundas de Elexalde, Ondiz y Aketxe. Desde muy joven estuvo profundamente comprometido con el nacionalismo vasco, trabajando (con no pocos riesgos personales y familiares) en la clandestinidad antifranquista y en pro de la identidad vasca. La Guardia Civil tenía apego especial a registrar su casa, en la que vivía junto a sus progenitores, buscando material (documentación y propaganda) que poder requisar y con el que poder incrimarles por abertzales.

Txomin Aresti el primero de abajo por la derecha con amigos de juventud

Y es que su militancia nacionalista vasca le venía de familia, no en vano su ama, Francisca, fue miembro de Emakume Abertzale Batza (la organización de mujeres del PNV) en la década de los años treinta y su aita, también afiliado al mismo partido, llegó a ser capitán de gudaris en la guerra civil por lo que fue condenado a cadena perpetua (pena que cumplió hasta 1940) . Su tío carnal, también gudari, falleció en el frente de Otxandio en abril de 1937. Ambos eran de nombre, Txomin.

Un hombre, ante todo, bueno.

De costumbres humildes, compartía aficiones y desvelos con la inmensa mayoría de integrantes de la sociedad leioaztarra. Fue además, cómo no, miembro de la Sociedad Coral San Juan Bautista y presidente de la Asociación de Caza y Pesca de Leioa. Persona instruida para su época (estudió Económicas), promovió la Gestoría Aresti a la que se dedicó profesionalmente en lo que fue mucho más que un asesoramiento mercantil a familias y pequeños negocios y empresas del tejido leioaztarra. Era un acompañamiento para lo que fuese necesario. Porque Txomin era, sobre todo, una buena persona. Un grandísimo ser humano. A su muerte dejó viuda, Mariángeles Eguren, y dos hijos de corta edad. Y a un pueblo con un hondo sentimiento de vacío injusto e inmerecido. Sin apenas tiempo para el duelo, Iñaki San Juan Unanue fue elegido alcalde para su trágica y difícil sustitución. Hoy Txomin seria aitite de tres nietas.

Efectivamente, Txomin Aresti no tuvo nada que ver con el condado de Aresti.

Reseña publicada a su fallecimiento en la revista Euzkadi

Post Data: el condado de Aresti fue un titulo nobiliario creado en 1908 por el rey Alfonso XIII en favor del industrial alavés y político de sentimiento monárquico español de ideología liberal, primero, y conservadora, después, Enrique Aresti y Torres, quien fue impulsor de diversos negocios ferroviarios, industriales e inmobiliarios, así como consejero del Banco de Bilbao, gobernador civil de Vizcaya (según grafía de la época), presidente de la Diputación Provincial de Vizcaya y Gran Cruz de Isabel la Católica. El condado ha sido heredado sucesivamente por sus descendientes hasta el día de hoy.

Patrimonio histórico monumental

Leioa nace como Anteiglesia bizkaina independiente y con vida propia el 31 de octubre de 1526. Hasta entonces era una parte más de Erandio. Está próxima, por tanto, a cumplir 497 años de historia. Va camino de los quinientos años, cinco siglos. No es poco.

Sin embargo, durante los más de todos esos años Leioa ha sido un pequeño y humilde enclave rural de caserios dispersos con una vida económica y social que no resaltaba entre el mayor poderío que señoreaban otras anteiglesias y villas de nuestro entorno. Es a caballo entre finales del siglo XIX y principios del XX cuando, al calor de la industrialización y los procesos que fruto de la misma se desarrollan y, sobre todo, desde finales de esa misma centuria cuando el municipio conoce un crecimiento constante que le ha llevado a ocupar el séptimo puesto entre las localidades mas habitadas de Bizkaia y la undécima de la Comunidad Autónoma de Euskadi (CAE). Un crecimiento que fue de aluvión, desestructurado y caótico durante los años del desarrollismo franquista (finales de los años 50 y los 60 y 70) y que gracias a la actuación de las corporaciones democráticas en el ayuntamiento ha sido meditado, sostenido y ordenado desde los 80 a día de hoy.

Leioa se ha convertido, de hecho lleva ya años siéndolo, en uno de los lugares que destaca entre el top 10 de los municipios de la CAE preferidos por las personas y familias que desean iniciar un proyecto vital como lugar de residencia. Leioa gusta a ojos de personas que ya viven en ella y entre los que desean venir a ella a vivir.

Esta introducción viene a contextualizar la escasa abundancia de patrimonio histórico artístico monumental existente en Leioa. La historia no ha sido propicia con nuestro municipio en lo que a grandes edificios se refiere, sean iglesias, palacios o edificaciones de gran valor arquitectónico. Y sin embargo ello contrasta con la cantidad de construcciones de valor histórico que, en su escala, la localidad ha puesto en valor.

Decidida actuación publica

Y es que las instituciones, fundamentalmente el ayuntamiento pero también con ayuda de Diputación Foral de Bizkaia y Gobierno vasco, han rescatado de la ruina a la que el paso del tiempo había condenado, unas veces, así como de la desidia o imposibilidad de sufragar su mantenimiento por parte de quienes ostentaban su propiedad, otras, una pléyade de ejemplos que a día de hoy, y gracias a esa actuación institucional, son de titularidad y uso público. Hagamos memoria y confeccionemos una lista.

Los y las leioaztarras podemos disfrutar de Ondizdorrea, probablemente el edifico civil más antiguo del municipio. Un precioso ejemplo de la arquitectura más rica y ostentosa de la misma época en la que Leioa nace en la historia, no en vano la torre es del mismo siglo XVI. Concretamente de principios de ese siglo, así que se adelantó a la propia independencia leioaztarra. A tal respecto os dejo un enlace donde hablo de ella.

Otro ejemplo de magnifica arquitectura civil rural es Mendibile baserria, muy posiblemente de finales del siglo XVII. Un gran caserío, a camino de ser un palacete de inspiración incipientemente barroca, de sencilla factura pero, al tiempo, ampuloso con un doble arco que lo enmarca como una construcción que destacó solemnemente en su época.

De finales del siglo XVIII es el molino de Errekalde. Se sabe que en el mismo lugar existió molino desde mucho antes pero las anteriores construcciones o bien desaparecieron o fueron transformadas en el que sí ha llegado hasta nuestros días.

Aunque hay constancia de que ya en el siglo XVI pudo existir una construcción en la zona de Aketxe que con el tiempo llegó a denominarse Kortesena, actualmente Kortesenabarri reproduce el baserri tal cual llegó al siglo XIX. De la misma época es el lavadero de Txopoeta. Un ejemplo de construcción publica de uso comunitario para un tiempo en el que el agua corriente no llegaba a la generalidad de las casas.

La preciosa Kulturgunea de San Bartolomé en el barrio de Basaiz se asienta en lo que fueron las antiguas escuelas de barriada de principio de siglo XX. Esta escuelas primarias fueron fruto de una apuesta por parte de la primera Diputación gobernada por los nacionalistas vascos y presidida por Ramón de la Sota y Aburto para extender la educación básica a todos y cada uno de los rincones de Bizkaia. Interrumpida su construcción cuando la derecha monárquica retomó el poder, conocieron un nuevo impulso en tiempos de la Segunda República.

También de principios de siglo XX es el Palacio de Artatza , magnifica construcción que lleva a su máximo esplendor el modo de vida de la alta burguesía, incluso devenida en nueva aristocracia, y su gusto por todo lo inglés. Y lo es igualmente (resulta obvio) el edificio que sirvió de casa de servicio en la zona trasera de la heredad, situado a pie de la actual rotonda de Gaztelubide.

Inversiones con buena cabeza

Este elenco de inmuebles de valor histórico comparten varias características. Por un lado, ha sido la acción pública de estos últimos 40 años (impulsada por los gobiernos de las instituciones) la que ha logrado hacerse con la titularidad de los edificios. Las más de las veces lo ha hecho sirviéndose del desarrollo urbano, mediante los instrumentos reparcelatorios al uso, y en ocasiones, incluso, anticipando mediante acuerdos de cesión con sus propietarios privados el fin último que la normativa urbanística preveía para los mismos. Y lo ha hecho sin que al ayuntamiento le haya costado un solo euro de dinero público porque, finalmente, se ha hecho con su propiedad merced a los derechos edificatorios reconocidos a sus iniciales propietarios en los desarrollos urbanos previstos en la zona. Es un ejemplo mas de un buen urbanismo al servicio del municipio y sus habitantes.

Por otro lado, en todos los casos mencionados, a excepción del Palacio Artatza (propiedad del Gobierno vasco) ha sido el ayuntamiento, bien a solas o bien con ayuda de otras instituciones, quien ha rehabilitado los edificios invirtiendo en ellos unas sumas que totalizadas alcanzan unos cuantos millones de euros. Y es que, si bien el ayuntamiento no ha gastado dinero para la adquisición de los inmuebles, si lo ha hecho para su rehabilitación. Presupuesto publico al servicio de una buena gestión.

Y finalmente, el ayuntamiento ha procurado, una vez se ha asegurado la propiedad y la recuperación de los inmuebles, darles un uso y disfrute público al servicio de la ciudadania. En los casos referidos abundan la cesión de su gestión, en todo en parte, al tejido asociativo o a organismos de probada utilidad social, así como a entidades habituadas a la colaboración público privada, o bien simplemente son usados preferentemente por tales organizaciones: el Consejo de la Infancia, Leioako Kastoreak, Auzotarrok, Sociedad de Ciencias Aranzadi, Consejo Regulador de la Denominación de Origen del Txakoli de Bizkaia, etc. Colaboración bien entendida para beneficio mutuo.

No todo pudo ser

Es evidente que la acción municipal no ha podido salvar de su desaparición todos los edificios que pudieron tener un interés de su preservación. No todo ha sido posible porque no siempre se ha llegado a tiempo y porque el dinero no es infinito. Por el camino se han quedado, y sin animo de ser exhaustivos (solo reflejo mi particular visión y pesar), las antiguas escuelas de Elexalde (las que se situaban junto al ayuntamiento) y el baserri Etxeandi en Aketxe, hoy ya desaparecidos. Pero, ello no es óbice para ser justos y poner en valor la excelente labor que las instituciones han hecho en recuperar y preservar los edificios que, dentro de su humildad, pueden catalogarse los mas representativos y valiosos en la historia de Leioa. Tarea que, a buen seguro, tendrá continuidad no en vano el ayuntamiento también se ha hecho con la propiedad de los baserris Leioagoitia ( uno de los mas antiguos del pueblo y el único que conserva su nombre) y Artatzabekoa en el parque de Pinosolo.

PD: huelga decir que Leioa tiene, además, otros edificios de reconocida valía histórica artística que no son de propiedad municipal. En esta categoría entran los religiosos como la parroquia San Juan Bautista, (cuya parte más antigua data del siglo XVI), la mucho más moderna de san Maximo de Lamiako, las ermitas medievales (con sus reformas posteriores) de Ondiz y San Bartolomé (si bien algunas veces han sido parcialmente restauradas con apoyo municipal) o edificios de propiedad particular como el baserri de Altzaga (recientemente restaurado parcialmente) y el neoclásico palacio de Atxutegiena a punto de devenir en ruina.

Doctor Luis Bilbao Libano

Como apuntaba en una entrada anterior, Euskal Etxeen Plaza se sitúa a pie de la calle del Doctor Luis Bilbao Libano. Pero, ¿quién fue esta persona a la que Leioa le dedica una calle y por qué lo hace?

Luis Bilbao Libano fue leioaztarra; del barrio de Lamiako, más concretamente. Nació  el 29 de noviembre de 1902. Hijo de Valentina Líbano Real de Azua y Vicente Bilbao Icaza, tuvo cuatro hermanos y otras tantas hermanas. Casado con María Dolores Corta Uribarren, tuvieron seis descendientes. A título de curiosidad, uno de los hermanos de Luis Bilbao Libano fue Sabino, afamado jugador del Athletic de los años veinte y, como él, lamiakoztarra de pura cepa.

Estudió primaria en el mismo Leioa y secundaria en Bilbao. Marchó a Madrid a estudiar Medicina y Cirugía, licenciándose en 1927. En 1929 obtuvo el doctorado. Hasta 1936 ejerció como médico cirujano en el Hospital Civil de Bilbao, si bien realizó también diversas especializaciones en París y Estrasburgo. 

Una vida de película

Iniciada la Guerra civil, tomó compromiso por la legalidad y con la causa vasca. Formó parte de la Comisión Organizadora de la Universidad Vasca; fue secretario de la Facultad de Medicina de la propia Universidad y Profesor de Fisiología de la misma; fue nombrado, por el Lehendakari Agirre, Inspector General de Sanidad de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Euzkadi y, como tal, fue autor del proyecto del Departamento de Sanidad y de la Organización Sanitaria de Euzkadi.

Perdida la guerra, cruzó la muga y fue nombrado por el Gobierno de Euzkadi director de la Asistencia Sanitaria de la población vasca evacuada y refugiada en el Estado francés. Debía censar a la mayor parte de la población evacuada, ubicarlos, crear refugios, albergues, crear servicios sanitarios. En Bidart, Iparralde, creó el Hospital «Laroseraie» (antiguo hotel de lujo) para 400 heridos evacuados de Santoña, después para evacuados de Aragón y más tarde para los evacuados de Cataluña. Este hospital después fue mixto: 200 camas para heridos de guerra y 200 para enfermos civiles. Todo este trabajo se pudo realizar gracias a los sindicatos médicos franceses de Burdeos, París y Bayona, de quienes obtuvo la autorización de que los médicos vascos refugiados en suelo bajo dominio francés podían atender Ad Honorem a toda la población refugiada. Toda esta labor fue extendida a los evacuados de Cataluña, una vez finalizada la guerra, y se alargó hasta 1940, cuando Francia cayó en poder de los nazis. Durante esos años prestó asistencia en la frontera y los campos de concentración, según se iban instalando, creando servicio médico en cada campo, con médicos evacuados que quisieran colaborar con las autoridades de la Sanidad Militar francesa.

En 1941, en plena dominación por parte del Ejército alemán de Francia, logró escapar junto con su familia con destino a África. Allí pudo trabajar como colaborador en el Instituto Pasteur de Dakar y como asistente en el Instituto Pasteur de Casablanca. Ese mismo año salió de Casablanca hacia América, arribando el 10 de diciembre de 1941 al Puerto de la Guaira (Venezuela) tras once meses deambulando por el Atlántico.

En 1942 fue nombrado por la Dirección de Salud Pública del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (MSAS), primero, fiscal viajero de laboratorios de las Unidades Sanitarias y, después, técnico viajero de laboratorios dependiendo de la División de Unidades Sanitarias. En 1946 obtuvo su título de médico venezolano mediante reválida en la Universidad de Los Andes. Entre los años 1946 y 1975 fue médico adjunto y supervisor de laboratorios de la División de Laboratorios, con diferentes menciones incluyendo la de médico jefe de Salud Pública. Se jubiló en el año 1975 habiendo cumplido con el país que lo albergó, con una labor sanitaria ininterrumpida de treinta y tres años de servicio a favor de la población venezolana. 

Luis Bilbao Libano realizó numerosas publicaciones sobre tuberculosis, paludismo, sífilis, hemotransfusión, azotemia y nemodistrofias, entre otras enfermedades. Recibió merecidas condecoraciones, entre otras, Profesor Honorario de la Universidad de Bilbao;  Homenaje de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Euzkadi, por haber estructurado la sanidad en Euzkadi el año de 1937 y Condecoración al Mérito al Trabajo en 1rª Clase. También recibió importantes reconocimientos como la inauguración del laboratorio clínico Dr. Luis Bilbao Líbano en el Parque Social Manuel Aguirre, Universidad Católica Andrés Bello, en Caracas. Finalmente, cabe destacar que Luis Bilbao fue Miembro de la Academia de Medicina de Bilbao (1928), Delegado del Gobierno Vasco en Venezuela (1948), Presidente del Centro Vasco de Venezuela (1953) y Miembro Fundador de la Sociedad Venezolana de Microbiología (1953). 

Falleció en Venezuela en 1985, tras una fructífera y plena vida.

Y, para finalizar, otra curiosidad

En una época como la actual, en la que nos hemos acostumbrado a términos como vacunas y antígenos, resulta muy curioso saber que el Doctor Bilbao Libano trabajo con el Departamento de Química del Instituto Nacional de Higiene (INH), en la elaboración y normalización del antígeno de Kahn para el diagnóstico de la sífilis. Igualmente, colaboró con la División de Epidemiología como comisionado especial en un brote epidémico de difteria en Capatárida, estado Falcón. Participó, también, en la elaboración y normalización del antígeno de Farley para la reacción del mismo nombre. Fue nombrado comisionado especial del MSAS, como médico en las inundaciones de Guasdualito (Estado Apure). Como la población era algo recelosa a la vacunación, solicitó del MSAS una lata de leche en polvo por cada dosis de vacuna. La población acudió masivamente a la vacunación programada.

Gran parte de la información de esta entrada esta tomada de un escrito, a modo de biografía, de Ane Miren Bilbao.

Euskal Etxeen plaza

Hay una plaza en Leioa que tiene un curioso nombre. Se llama Euskal Etxeen plaza y se encuentra a pie de la calle del Doctor Luis Bilbao Libano. Lo cierto es que la plaza en cuestión es conocida por otras denominaciones. Hay quien la llama Plaza Pinotxo, Plaza del Arkupe o plaza del Gasby, haciendo con ello referencia a algunos de los comercios que la plaza acoge en los locales que la abrazan.

Euskal Etxeen plaza es un nombre que hace referencia a las Casas Vascas que funcionan desde la segunda mitad del siglo XIX, primero, como lugar de acogida y, después, como centro de reunión de vascos y vascas que a lo largo de más de siglo y medio han tenido que emigrar desde los distintos Herrialdes de Euskal Herria (Araba, Bizkaia, Gipuzkoa, Goi Nafarroa, Behe Nafarroa, Lapurdi y Zuberoa) al extranjero. Hoy en día son centro de reunión de personas de ascendencia vasca y sus allegados y, en todo caso, referencia de lo vasco en los diferentes países en los que se sitúan. Son, en este sentido, centro neurálgico de las comunidades vascas en el exterior que conforman la Diaspora vasca en el mundo.

Los Centros Vascos ayer y hoy

Hay dudas acerca de cual fue la primera Euskal Etxea en el exterior. Si bien se ha venido creyendo que lo era el Centro Vasco de Montevideo (Uruguay), creado en 1876, también el de La Habana, que pudo fundarse ocho años antes, le discute ese honor. Lo cierto es que, bien lo fuera por razones económicas (personas que buscaban un mejor porvenir) o políticas (varones que escapaban, primero, de la obligación de prestar el servicio militar impuesto a los vascos tras la abolición foral a finales del siglo XIX y, después ya en el siglo XX, familias por razón del exilio tras la Guerra de 1936 y el franquismo), las Euskal Etxeak proliferaron sobre todo por todo America. Hoy también están presentes en Asia, Europa y Oceanía.

Precisamente ha sido estos pasados días que se ha celebrado en Vitoria-Gasteiz el día de la Diáspora Vasca. Con la presencia de representantes de las Euskal Etxeak repartidas por el mundo y autoridades institucionales, con el Lehendakari Iñigo Urkullu a la cabeza, se ha puesto en valor una red que si, en su día fue de apoyo al inmigrante vasco en el exilio y de reunión y confraternización, hoy supone además un potente conglomerado de pequeñas embajadas de lo vasco que fortalecen la imagen y el nombre de nuestro País más alla de nuestras pequeñas fronteras.

El historiador Xabier de Irujo, hijo de los exiliados Peio Irujo y Arantza Amezaga, acaba de escribir un artículo en el que narra de una manera deliciosa algunos pasajes que fueron la realidad habitual de, en este caso, la inmigración vasca a Norteamérica, los que fueron luego conocidos en Euskadi como amerikanuak.

El Ayuntamiento de Leioa decidió en 1999 dar el nombre de Euskal Etxeen plaza al espacio urbano que se abre entre las calles Doctor Luis Bilbao Libano y Sabino Arana y, a tal efecto, colocó una placa conmemorativa en el mismo. No es casual tampoco que se ubique a pie de quien fuera insigne hijo de Leioa y figura de la medicina, primero, en Euskadi y, después, en Venezuela. Pero esa es otra historia.