Se ha ido una semana con dos novedades dignas de ser destacadas. Y mucho. Son muy distintas entre sí pero responden a un misma manera de entender la vida y, con ella, el modo y manera de enfrentar los problemas y tratar de darles solución.
Llega de Madrid la noticia de que el Grupo vasco en las Cortes Generales, con Aitor Esteban Bravo a la cabeza del mismo, ha logrado un acuerdo para que la Ley del Deporte que actualmente se tramita en ellas incorpore un artículo que recoge el derecho a que, en función de algunos supuestos, las selecciones de entidades no estatales en el Reino de España puedan competir en competiciones internacionales representando a su realidad nacional o autonómica (según su sentir) con su bandera e himno. A la posibilidad que se daba ahora de hacerlo exclusivamente en aquellos deportes en los que no existiera Federación española constituida (caso de la sokatira, por ejemplo), se van a sumar dos nuevos supuestos: el de las modalidades deportivas con arraigo histórico y social en sus correspondientes territorios y el de aquellos casos en los que hayan tenido Federación propia anterior a la constitución de la española. Esto abre la puerta de par en par a las selecciones vascas de pelota y de surf. Y permite estudiar la incorporación de más selecciones en un futuro, al tiempo que demuestra que, desde el acuerdo, es posible seguir trabajando en ampliar el elenco de selecciones vascas de otros deportes que puedan alcanzar su reconocimiento internacional.

A mi parecer este acuerdo es bueno a más no poder. Primero, incide en el reconocimiento internacional de vascos y vascas como pueblo con identidad propia en el concurso internacional de naciones. Euskadi o Euskal Herria, como queráis, nación europea. Segundo, pivota sobre la libertad del o de la deportista para, desde su voluntad, elegir qué selección integrar. Porque se puede amar lo que se es, sin odiar lo que no se es. Sustitúyase el verbo ser por sentir y vale igual. Tercero, demuestra que lo que ayer no era posible hoy sí lo es y que ello no impide que mañana el listado de lo posible sea aún mayor. Porque las soluciones rara vez son absolutas y para siempre. Las más de las veces, las soluciones posibles, pese a ser buenas, son imperfectas, gradualistas y generadoras de nuevas realidades que requieren también de atención. Y las imposibles, no son soluciones.
La cubrición de la Avanzada: una muy buena solución
Un par de días antes, en este caso desde Bilbao y de la mano de la Diputación Foral de Bizkaia y del alcalde de Leioa, se presentaba el proyecto constructivo de la solución para acometer la cubrición de la Avanzada. El proyecto comporta, de un lado, la integración de la infraestructura viaria a su paso por Leioa mediante la prolongación de su cubrición y la adopción de medidas de mejora medioambiental. Y de otro, la modernización del tunel incorporando medidas de seguridad para sus personas usuarias en particular y para la población en general.

El proyecto de cubrición integra dos escenarios complementarios. Uno consiste en convertir los actuales tramos en trinchera en la zona de Iparragirre y Estartetxe en una superficie transitable que se suma al actual bulevar para lograr así una superficie disfrutable muy destacable. Y el otro comporta implementar en los accesos de las bocas de los túneles unas cubiertas no pisables (con paneles solares y revestimiento vegetal en sus paredes y suelo) que mitigan la contaminación acústica y atmosférica en ambas zonas. La solución se prolonga hasta donde es técnicamente posible sin que sea necesario acometer un modificación de la rasante de la carretera ya que de lo contrario sería, a juicio de los técnicos forales y profesionales externos expertos en carreteras, inviable. Y en ese prolongarlo todo lo técnicamente viable ha sido posible integrar en la solución el colegio Txomin Aresti, dando cumplimiento así a la exigencia que el ayuntamiento planteó vía alegación al proyecto inicial.
Un soterramiento completo es inviable a decir de los expertos responsables porque, si lo ahora planteado ya va a ser una obra de Champions, acometer una actuación que requiriera de modificar la rasante de la carretera es del todo punto imposible sin interrumpir el paso de vehículos o sin desviar una gran parte de los mismos, cosa que no es posible porque hoy no existe como poder hacerse. Lo contrario supondría el colapso de la comunicación viaria actual. Y por supuesto, el coste económico sería aún más astronómico que los ya de por sí extraordinarios 65 millones que ahora se destinan.
La Avanzada en su contexto
La Avanzada ha sido, a lo largo de la historia, muchas Avanzadas. Muy lejos queda aquel 1905 en el que el ayuntamiento de Leioa trataba de ponerse de acuerdo con Getxo y Erandio para que la Diputación Provincial (las Forales habían sido destituidas en 1879 con la abolición de los Fueros y no fueron recuperadas hasta 100 años después) construyera una carretera de Asua hasta La Avanzada (y es que se llamaba La Avanzada al muelle construido en Arriluze en terrenos ganados al mar). Bautizada como “la carretera ancha” fue, después, que por efecto de la metonimia o trasnominación se quedó con el nombre con la que la conocemos.
Sin duda la que todavía permanece en el recuerdo colectivo de muchas personas en Leioa es la de “los años 70”. Una carretera de un solo carril por sentido, absolutamente inapropiada para el trafico que tenía, con el subterráneo que permitía enlazar las dos margenes a su paso por el centro urbano y donde se podía ver la cartelera del cine Ikea de entonces. Aquella Avanzada acumulaba varios muertos y heridos cada año en decenas de atropellos como muescas en un infame revolver letal. Era un problema brutal.


Y fue en la segunda mitad de los años ochenta cuando la obra denominada “Desdoblamiento de la carretera de la Avanzada” vino a corregir esta situación y a construir lo que actualmente conocemos como el Bulevar de Leioa, con sus trincheras, y las vías laterales. Fue una obra titánica que costó 5.000 millones de las antiguas pesetas. Tras varios años de obras muy complicadas y grandes molestias, el resultado mereció la pena. El antes y el después no ofrecía comparación posible. No era el todo o la nada, pero sí era el muchísimo frente al casi nada.


Posteriormente vinieron otras mejoras adicionales. Con los primeros años del siglo XXI vimos colocar la pasarela de Mendibile para mejor conectar ambos lados de la carretera, concretamente la zona de Kandelazubieta con la plaza de Bidekurtzio. Y el ayuntamiento se hizo con la titularidad de las vías laterales (antes todo su trazado era la Diputación) a su paso por el casco urbano y pudo tomar medidas de tranquilización viaria. También fue el ayuntamiento quien acometió la rotonda de Mendibile cuando se urbanizó la zona y se obtuvieron los suelos para habilitar el parque que lleva su nombre con el baserri en su centro.
Recientemente la misma Diputación ha reformado también el nudo de Kandelazubieta hacia Udondo y Mendibile con una nueva rotonda en el marco de las mejoras viarias que ha acometido con motivo de la actuación que buscaba una mayor fluidez del trafico en Kukularra.
Y es que en estos últimos cuarenta años se han acometido muchas actuaciones, con grandes magnitudes de dinero invertido, en aras a ir mejorando una infraestructura que es columna vertebral de la excelente localización de Leioa en el área metropolitana y clave en la margen derecha.
Punto y seguido.
Porque la historia siempre es un punto y seguido. Hoy, Diputación y Ayuntamiento han acordado un proyecto que conlleva una inversión de 65 millones de euros, lo cual supone una cantidad ingente para el presupuesto total que la institución foral destina a carreteras. Y ha comprometido fechas de licitación de obras e inicio de las mismas. Es el escenario por el que la institución municipal ha venido clamando desde hace años para dar un paso de gigante.

El resultado final de los más de cuarenta meses de tajo va a ser espectacular. Todo un nuevo gran paso en la infraestructura que conocemos y en el centro urbano. Más del 90% de aquellas viviendas que tenían afecciones medioambientales van a ver solucionado su problema, y el resto lo verán paliado con las medidas de apantallamiento adicionales que contempla el proyecto. Y el resto de Leioa, no hay que olvidar que son multitud quienes no viven a pie de Avanzada pero si usan el centro urbano, va a poder disfrutar de una superficie peatonal y usable para ocio que pasa a duplicar la actualmente existente
Y, además, la solución planteada no impide que a futuro, cuando se pueda (porque exista una posibilidad de bypasear Leioa con otras infraestructuras que permitan desviar buena parte del tráfico y actuar en la Avanzada tocando la rasante de la carretera), se implementen nuevos avances y mejoras.
Como, por cierto, ha sido siempre y como es habitual en cualquier orden de la vida. Buscar soluciones que mejoren lo existente y no impidan seguir avanzando.

Post Data: La cultura de lo quiero todo y ahora mismo.
Y en el viaje que me lo den hecho otros y que no me genere molestias. Yo ya me basto para ponerme a criticar cómodamente, desde el sofá de casa, las redes sociales o la terraza de mi local de hostelería favorito todo lo que no cumpla con esos requisitos: todo, ahora y sin molestar.
Sí, viene esto a cuenta del proyecto de cubrición de la Avanzada y de las selecciones vascas. Y de la reacción de quienes creen siempre que son capaces de hacerlo mejor, sin hacerlo, frente a quienes sí hacen. Están en su derecho, sin duda. Pero se me antoja que es muy sencillo moverse siempre en la ruleta eterna en la que si no se hace: malo; si se hace, tarde o escaso; y una vez hecho y comprobada su eficacia, me lo apunto en mi haber. Y que cansino, repetitivo e irresponsable. Euskadi está llena de ejemplos. Así pasó con el Museo Guggenheim, el Metro, el Puerto de Santurtzi, el Aeropuerto de Loiu y un largo etcetera.